sábado, 14 de julio de 2012

Malasia express, entrando por Langkawi y saliendo por Kuala Lumpur



Mi entrada a Malasia fue en barco, desde un puerto cercano a la isla de Langkawi, mi siguiente destino por los próximos días.

Para llegar desde las islas Phi Phi (Tailandia) en otra época del año existe la posibilidad de hacer la ruta en ferry. Se puede ir saltando de isla en isla sin la necesidad de volver al continente. Pero en este momento, por el mal tiempo que se presenta en gran parte del sudeste asiático estos servicios no están incluidos. No tenía opción, para seguir bajando tenía que volver a Krabi (es una ciudad en el continente que junto con Phuket son las mas conocidas vías de acceso hacia las islas del Mar de Andaman) en barco, y pasar la noche porque el único servicio que llega hacia el puerto para cruzar a la isla de Langkawi sale a las siete de la mañana.
Al llegar a Krabi, en la agencia de viajes me dicen que mañana no hay salidas en bus y que voy a tener que quedarme dos noches en lugar de una. Definitivamente, no queria, y estaba dispuesto en agotar todas las variantes. Además algo no me cerraba.
Así es, que dejo en claro, que vuelvo en dos horas para que me confirmen el pasaje o a retirar el dinero. A unas cuadras nomas, encuentro un hotel para dormir, y salgo para comer algo y averiguar por las mías, variantes en caso que sea cierto. Pero en la primer agencia que entro enseguida me confirman un pasaje para mañana. Ahora había que esperar a que me devuelvan el dinero en el otro sitio.Y esta es una particularidad que encontré, y me llamo la atención durante todo el viaje. No tienen problemas con el dinero. Enseguida al llegar y confirmarme que no había salidas, me devolvió el total y de manera muy amable.
Enseguida compre el otro pasaje y, sin cambio de planes, continuaba el viaje de la misma manera.

Mientras tanto, no había mucho por hacer. Eran las cuatro del tarde, en un lugar con poco encanto, sin gente, y con lluvia. Hacia tres días, que la lluvia se había adueñado de gran parte de los días en Phi Phi, ahora en Krabi, y lo seria tambien en Langkawi. Estos días no fueron fáciles, y en todo momento tuve que luchar contra mi cabeza, pero es que se había combinado una dosis potente entre llevar unos días bastante solo, con lluvia, y algunas fechas nostálgicas.
Además por otra parte, el clima me hacia replantear un poco la ruta de viaje que continuaría por parte de Malasia, Indonesia y Filipinas, que son de las zonas mas expuestas al monzón.
Así es, que lo mejor era sentir el camino y decidir por donde quería seguirlo.

Finalmente, a las siete de la mañana del día siguiente pasa un mínibus a buscarme por el hotel, y a eso de las dos de la tarde estaba en el puerto haciendo aduana y migraciones, despidiéndome de una Tailandia que supo darme lo que estaba necesitando, y que agradecí haber conocido, aunque solo una parte. Porque todavía me queda toda la región hacia el norte desde Bangkok.
Y de alguna manera, sabia que era una despedida no muy larga.

El ferry hasta las islas Langkawi tardo solo una hora en llegar, y para ese momento ya estaba en tierra malaya. Al llegar, me alquile una moto, y me fui hacia la playa de viajeros por excelencia, Cenang Beach. Con el mapa en la moto, intente llegar, aunque un poco me perdí, y encima me corría la lluvia, así que tuve que parar en un puesto de ruta hasta que pare la lluvia. La isla es bastante grande y son como rutas que conectan los diferentes sitios. 
Al solo llegar, hubo algo que me empezó a llamar la atención. Estaba viendo demasiadas mujeres cubiertas con "velo", y otros mas con grandes rasgos hindúes. Y es que Malasia es un país musulmán, pero con la particularidad que existe una amplia apertura cultural, y conviven en gran medida con chinos e hindúes. La moneda es el ringgi, y un dólar equivale a 3 ringgits.
El costo de vida me pareció bastante por encima de Tailandia, y mas aun en Kuala Lumpur.Así es, que hasta aqui venia alquilando bungalows para mi solo, así que para cuidar un poco mas la economía me aloje en Gueko guesthouse por 15 rm. Muy bien ubicado a unas pocas cuadras de la playa y los servicios necesarios para estar cómodo. 
Lo cierto es que esta isla no me deslumbro, y dejando de lado que venia de increíbles paraísos, la playa no esta ni para competirle, y tampoco tiene grandes atractivos generales. Ni el entorno, ni el agua, ni la arena. De todos modos, con un poco de sol tampoco se la pasa nada mal. Pero el sol no estaba tan a gusto en estos tiempos y solo se dejo en ver en pocas ocasiones.
Mientras tanto salí a a recorrer la isla. Andar en moto, en medio de tanta naturaleza era reconfortante. 
Tenía que tomar una desicion, y sabia que las horas en la isla estaban contadas. Lo cierto, es que de repente sentí la necesidad de empezar a acercarme a la India, y no tengo demasiada certeza de porque, pero así lo siento.
Tras averiguar variantes de vuelos desde Kuala Lumpur hacia diferentes destinos encontré un pasaje económico para volar hacia Chiang Mai al norte de Tailandia. De esta manera, cambia la ruta a seguir, para continuar camino a Laos, Camboya, Vietnam, y la tan ansiada India.
Confirme el pasaje por web a través de Air Asia que es la empresa de bajo costo en el sudeste asiático. Y a posterior, el pasaje para el día siguiente seguir hasta Kuala Lumpur

Afortunadamente, tuve la capacidad de pretender salir con tiempo del hostel para llegar temprano al puerto de donde salía el barco. El camino al llegar me había parecido largo (aprox. 30 minutos) tenía que devolver la moto, y debía especular con el clima para no andar por la ruta con lluvia cargado con las dos mochilas, equipo de foto, y el iPad. Así es, que salí con tiempo, peroooo... fiel a mi destino a mitad de camino me acorde que tenía que pasar por la agencia donde compre el pasaje en barco, que quedaba a dos cuadras del hostel, para retirar el ticket. Y bueno, mucha opción no tenía. Lo que iba a ser llegar temprano para no correr, devolver la moto  y comer algo, se transformo en una carrera contra reloj con una garúa permanente y el tanque de la moto casi vacío. En cuestión, a las siete de la tarde me estaba subiendo al barco y comiendo unos chocolates toblerone que me quedaban en la mochila. Tras bajar del barco, y dos horas de espera, me subí al micro para viajar durante toda la noche hasta llegar Kuala Lumpur.








Serian las siete de la mañana cuando baje en la terminal, y lo primero era conseguir donde dormir para dejar las mochilas y descansar un rato. Me alquile una bonita habitación en el medio de Chinatown y descanse hasta el mediodía que paro de llover. Uno de los sitios mas interesantes que quería conocer era la mezquita Masjid Negara, una de las mas grandes de todo el sudeste asiático. Para entrar correctamente vestido, si vas con remeras sin mangas o en bermudas te ofrecen una especie de túnica, y la posibilidad de recorrer asi gran parte del lugar. Las zonas de rezo están restringidas para aquellos que no son musulmanes.



Desde ahí, me fui caminando alrededor de una hora y media por calles de la ciudad. Curioseando los negocios, la gente, las costumbres; y así llegue a las Torres Petronas, emblema de la capital de Malasia, que entre 1998 y 2003 fueron las mas altas del mundo. Tenía el dato que frente a las torres hay un bar desde donde se pueden ver tomando algo, y una de las mejores vistas. Y tras preguntar, llegue al piso 33 de un lujoso hotel, que cuenta con un importante bar en medio de una pileta enorme, y una panorámica en primer plano. Kuala Lumpur me gusto mucho, me quedan fantasticos recuerdos de una ciudad culturalmente deslumbrante.