martes, 20 de noviembre de 2012

Himalayas, Annapurna... Un encuentro sagrado (primera parte)


Esta entrada será algo diferente a las anteriores por algunas razones. Una de ellas es que a lo largo de los días fui escribiendo un diario con cada experiencia que iba sintiendo, y me parece interesante transcribir algunos pasajes. Y la otra razón, es que fue para mi un encuentro muy especial en muchos sentidos, algo muy profundo.

Este es el principio de un diario que acompaña la experiencia de caminar por los Himalayas a lo largo de unos días.
Dentro de Nepal, existen dos ciudades mas conocidas y visitadas que otras. Una es la capital del país, conocida como Katmandu. La otra es Pokhara, un pueblo pequeño a orillas de un lago y a los pies de una cadena montañosa que pertenece a un escenario maravilloso.
Desde ahí existen distintas opciones para elegir trekkings de diferentes tiempos y dificultades.
Elegí uno de los mas exquisitos para conocer, pudiendo andar entre ocho y diez noches. Su nombre es Annapurna ABC (Base Camp).
Al llegar a Pokhara me reencontré con Anton, con quien estuve viajando hace tres meses por Laos y Vietnam. Juntos tramitamos los permisos y nos equipamos con algunas ropas que nos hacia falta para llegar hasta los 4130 mts de altitud.
Al día siguiente, nos despertamos temprano, y nos fuimos hasta la agencia de viajes para contratar un auto hacia donde comienza el trekking, y encontrarnos con Lisette (USA), Anna y Alex (Francia) para iniciar juntos el camino.
Viajamos en auto hasta el pueblo de Kande, a unos 45 kms de Pokhara.
La mochila bastante pesada, porque habíamos comprado algo de comida, entre chocolates, galletitas, rum, etc.
Al rato de comenzar, una seguidilla de escaleras de piedra bastantes pronunciadas, y enseguida, necesitamos parar a descansar, y comer algo.
Llegamos al primer campamento de nombre "Australian Camp" y nos detuvimos a tomar un te y decidimos seguir hasta "Pothana".
Pero resulto estar muy cerca y resolvimos seguir hasta "Pitam Deurali". En total no caminamos mucho. Habrán sido unas dos horas y media; pero empezamos al mediodía, con la mochila muy pesada, y también hacia falta aclimatarse de a poco físicamente.

... estamos a 2100 mts de altura. El campamento es como una gran terraza sobre una de las montañas, con una gran familia, que atienden dos alojamientos, restaurantes; y quienes van llegando consiguen una habitación y se dedican a tomar fotos, compartir, comer, descansar, etc...

... una vez deje la mochila, necesite cambiarme la ropa y abrigarme mucho.
Cuando el sol se pone temprano por detrás de las montañas la temperatura cambia y baja mucho.
Camine un rato, conociendo el lugar y la gente. Al rato me senté mirando el horizonte, la cadena de montañas, los picos nevados y una luz mágica previa al anochecer.
Agarre la cámara de fotos, y subí hasta la cima para ver mas alto. En ese momento, la luna llena salía por encima de una montaña. Era de tamaño muy grande, estaba baja y parecía muy cerca.
Me quede maravillado de tener el privilegio, de estar presente en esta noche, en lo alto del mundo, viviendo esta experiencia.
Al rato me tome un te para entrar un poco mas en calor, y volví a la cima, ya de noche, disfrutando del silencio y de la creatividad del momento. De sentirme parte de la naturaleza, y poder observar la armonía de las plantas, los arboles, la gente del lugar; siendo testigo de los cambios astrales. Y sentir la sincronía, esa vibración tan perfecta, que se siente entre lo natural.
Mis pensamientos llenos de una energía limpia, de amor, de humildad, de confianza; me permiten sentirme en plenitud y paz.
Cuanto puedo escribir de como vibro en la montaña ! La fluidez de mi energía, la potencialidad pura, en donde hay voluntad para todo.
Puedo sentir los latidos de la tierra. Estoy aprendiendo, afianzando ideas y sueños.
Siento la magia que hay alrededor, y termino estas palabras acostado en mi cuarto. Antón y Lissete duermen. Afuera es todo silencio.
Agradezco la vida, este momento...

... Esta mañana sentía un poco de frío, durmiendo justo pegado a una ventana, y ademas no había cerrado por completo la bolsa de dormir. A eso se sumaba que necesitaba ir al baño, y como no se encontraba dentro de la habitación, tuve que juntar coraje para afrontar el frío de la mañana.
Pero al salir vi un horizonte maravilloso, totalmente lleno de colores pastel, anunciando en próximos minutos la salida del sol.
A este mismo escenario, se sumaba que no había absolutamente nadie fuera de sus casas.
Enseguida entre a la habitación, me vestí como correspondía para tan baja temperatura. Me senté en una colina a contemplar la armonía que envuelve el amanecer, y si me detengo a mirar, a sentir en quietud; se puede vibrar de un modo sutil pero evidente...

... en este tiempo viví lecciones muy claras de la quietud. Porque en todo la hay, pero muchas veces debajo de un ruido que no me permite escuchar ese silencio que es mi brújula. En ese lugar, el corazón late a un ritmo en el que se hace escuchar por encima de la mente.
Soy consciente del instante presente y me reconozco con muy pocas pertenencias materiales, y muy lleno de espíritu y alma.
Que tan simple es la vida cuando disfruto mucho lo mucho que tengo, que es poco, pero solo lo que necesito...

... Disfrute de pasar un buen rato meditando, sentado hacia la montaña que tapaba el sol, el cual como cada día la trepa para subir hasta lo mas alto del cielo.
Comencé a escuchar movimiento en las casas. Los lugares para desayunar, los nepalises comenzando con sus tareas, y algunos viajeros ya preparados para seguir camino.
Se fueron despertando los chicos de a poco, entre ellos Anton, que cargaba entre congestión, fiebre y emociones aflorando.
Terminamos saliendo mas tarde de lo pactado, y los retrasos comenzaban.
Teníamos un plan que era llegar a "Jhinu".
Mi idea era caminar sin parar demasiado, y así llegar pasado el mediodía al campamento y tener la tarde por delante para disfrutar del clima caluroso, el cielo despejado, y tiempo para hacer algunas cosas.
Pero inevitablemente, cada parada eran entre veinte y treinta minutos por diferentes razones, hasta que Anton no pudo seguir y regrese para encontrarlos y saber que pasaba.
Ahí estuvimos una hora, mas la comida, y continuar con Anton sintiéndose mal.
Pasamos por "Tolka", "Landruk"; y la tarde y el sol anunciaban su retiro no muy lejano.
Así, tuvimos que cambiar los planes y dormir en "New Bridge"...

... una recorrida para buscar algún lugar donde mirar los picos nevados que se dejaban ver por encima del mismo cañadón donde estaba nuestro campamento. Algunas charlas mientras esperábamos la comida.
Me había pedido como de costumbre un Dal Bhat, un plato grande entre arroz, papas, espinaca, y lentejas; muy típico de Nepal que se come con la mano.
Un te con chocolate, y a la bolsa de dormir para descansar.
Y realmente sentía el cuerpo cansado y la mochila pesada...

... empece a sentir las voces de los chicos y entendía que era hora para levantarse, pero sentía que afuera hacia mucho frío, y adentro de mi bolsa de dormir estaba muy a gusto.
Sentí al mover las piernas que los gemelos me dolían y me pasaban la factura del día anterior.
Me desayune para arrancar bien fuerte, una rica sopa de vegetales y ajo.
Tarde un poco mas en hacer la mochila y salimos un poco mas tarde.
Eran las ocho y media cuando arrancamos a caminar, y a la hora larga después de comenzar una subida ininterrumpida llegue a una de las paradas. Me detuve para llamar por teléfono al campamento donde dormiríamos para reservar los lugares. Y así, aproveche para tomar un te con unas galletitas, y esperar a los chicos para decidir entre todos.
Estábamos a cinco horas de nuestra posible parada. Reservamos en "Bamboo" y al rato continuamos camino...

... a esta altura el grupo estaba sacando chispas, porque llevábamos diferentes ritmos, y las paradas se hacías muy largas.
A mi me sucede, que me enfrió el cuerpo y los músculos, y me cuesta mucho mas continuar. Se me hace largo y me empiezo a fastidiar. Y así, lo espere a Anton en una de las paradas, y continuamos juntos. Entre todos intentamos encontrarnos en cada una de las paradas.
En un momento, andaba junto a Lissete, y la encontré llorando porque sentía la frustración de no saber si continuar por un tobillo que tenía con dolor. La acompañe e incité a que siga caminando...

... por momentos, me sentía muy agotado, y la mochila me seguía pesando mucho, pero en ningún momento pensé en detenerme, porque ademas descubriría que en los momentos de mayor agotamiento podía continuar bajando el ritmo casi a un nivel muy sutil, pero aunque lento, paso a paso avanzaba.
También encontré en la música un estimulante. Viajaba con ella en medio de paisajes deslumbrantes, rodeado de montañas, de naturaleza viva, y a una distancia importante de la ciudad mas cercana.
A esta altura, ya habíamos atravesado varias montañas y estábamos inmersos en los Himalayas...

... en una de las ultimas paradas, se dio una pelea entre Anna y Anton que corto el aire, y a partir de ese momento cada uno subió a su ritmo y en silencio.
A mi resulta muy interesante prestar atención en las mentes y las emociones a lo largo de una montaña. Es posible reconocer algunas características de los comportamientos que tenemos frente a situaciones algo extremas, y ademas el lugar en el que se encuentra la mente en ese momento.
Poder aprender a comparar la subida de una montaña con la vida misma. Las emociones que van surgiendo, como van cambiando, y la polaridad de las mismas...

... alrededor de las cinco y media llegue a "Sinuwa" lo que seria nuestra hogar por esta noche. Rentamos una habitación para los cinco, y cada uno comió a su tiempo, y se dedico a estar en armonía, menos los franceses que peleaban en la habitación.
Me fui a un rato a unas escaleras de cultivo, alejado de las pocas personas que había,a tocar el tambor y escribir.
Después me fui para el comedor, y comí como cada noche mi rico Dal Bhat, un te y chocolate.
Había tomado la desicion que al día siguiente me despertaría temprano y respetaría mi programa y mi ritmo...

... durante la noche fue imposible no sentir en dolor en los gemelos. En cada movimiento me dolían. Y ademas estaba congestionado y no tuve el mejor descanso.
A las seis y media de la mañana me levante, arengue a la manada, y como el ambiente la noche anterior no era el mejor, todos comenzaron a prepararse temprano. Tomamos el desayuno, y como cada mañana una sabrosa sopa de noodles con vegetales.
A las ocho de la mañana, ya estábamos preparados para comenzar la caminata, y había un plan que mas o menos coincidía para todos, aunque estaba claro que cada uno seguiría a su ritmo.
Teníamos alrededor de cinco o seis horas caminando hasta llegar al campamento "Himalaya".
Comencé muy concentrado, y con el objetivo claro de cumplir con el plan de parar poco, y llegar temprano para descansar la tarde.
Así llegue al primer parador con mucha energía. Había caminado dos horas y recién eran las diez de la mañana. Estaba el sol radiante.
Aproveche para tomar un te, y al rato llegaron Lissete, Anna y Alex.
Confirmamos un encuentro en el próximo parador y continué camino con Anton...

domingo, 18 de noviembre de 2012

De Rishikesh a Kolkata... Nunca jamás te rindas !!

 
Aprovecho estas líneas como terapia para canalizar algunas horas de salvajismo y locura vividas en New Delhi.
El 20 de Noviembre tengo mi vuelo desde Kolkata a Bangkok, para lo cual, y con las ganas de no correr a ultimo momento, averiguo por el viaje en tren, y me madrugo que son 32 horas desde rishikesh, pero que por el festival Dewali esta todo agotado, y que llegar en diferentes buses puede llevarme unos cuantos días.
Tras pensar un poco las variantes que tenía, que no eran muchas, decido tomar un bus hasta New Delhi, que son unas siete horas de viaje. Salí el 17 de Noviembre alrededor de las diez de la mañana, y a eso de las seis de la tarde estaba en la estación de buses. Antes de partir de Rishikesh, en algunas agencias de viajes, se me rieron cuando mencione la posibilidad de viajar hasta Delhi e intentar conseguir un boleto de tren hasta Kolkata.
Pero perseverante que estoy, y con una fe ciega, y digo ciega, porque de no conseguir pasaje no conozco otra alternativa para llegar, y en buses parece ser muy complicado, sumando a esto que si bien tengo un margen, estoy un poco contra reloj por el vuelo a Bangkok. Y se le suma un detalle, que a mi compañía se sumo una valija bastante pesada con algunas compras de ultimo momento, que nomas al salir del hotel, se quedo sin ruedas.
Al bajar del micro en Delhi, caí en la cuenta que eran las seis de la tarde de un sábado y que el tránsito estaba imposible. y los taxistas me veían con una mochila y una valija enorme, y se les hacia agua la boca para cobrarme hasta cuatro veces mas de lo que podía salir un viaje hasta la estación de tren.
Y a partir de este momento, comenzaron una serie de episodios para poner a prueba mi paciencia, tolerancia, y todas las enseñanzas que debi haber adquirido en estos meses.
Me encontraba arrastrando una valija muy pesada sin ruedas y la mochila a mi espalda, y estaba claro que de esta manera muy lejos no podía ir. Así que, tras un poco de actuación consigo negociar un buen precio de rickshaw, pero cuando me pregunta a cual de las dos estaciones necesitaba ir, ni yo ni el teníamos idea. Así que, mi nuevo amigo termina decidiendo llevarme a la vieja estación.
Al llegar, era evidente notar porque India es el segundo país mas poblado del mundo con 1.200.000.000 de habitantes. Y en la mayoría de los casos, ni orden ni organización.
En muchas de las estaciones hay una oficina para turistas para facilitar la compra de boletos, pero nadie me sabia decir en que lugar de la estación se encontraba. Y realmente es enorme, con mas de quince plataformas, y unos 700 mts de largo.
El único objetivo era conseguir un boleto camino a Calcuta.
Con lo primero que me encuentro es con ventanillas para hacer la compra, con algo mas de cuarenta personas por ventanilla, sin hacer cola, empujandose los unos a los otros, gritando, peleando; y encima yo con una mochila en la espalda y mi valija arrastrada. No era posible por ese medio.
Así que opto por entrar a la estación y buscar la oficina para turistas. Y al intentar ingresar, un fila de cien personas para previamente pasar los equipajes por scanners. Finalmente, ingreso y voy de una punta a la otra, pero no encuentro nada. Le pregunto a algunos policías, y sin entenderles bien lo que me decían me señalan el otro lado de la estación cruzando por un puente las 16 plataformas. O sea, que tenía que subir y bajar el puente con la valija. Pero respiro y lo hago. No había tiempo para pensar demasiado, y lo que hacia falta era acción.
Ya del otro lado, sigo buscando y nada, mas que algunas ratas merodeando la basura, y muchas personas acostadas por todos lados.
Vuelvo a salir de la estación para ir a las ventanillas de venta, y buscar la forma de llegar a preguntar por un pasaje a Calcuta. Entonces se me ocurre dejar la valija en una oficina donde se alquilan lockers y moverme mas cómodamente de una lado al otro. Y claro, nuevamente, la fila para los scanners. Ya solo con la mochila en la espalda, me mezclo entre ellos a los empujones, porque sino es imposible llegar. Ademas cuando estas intentando hablar con el vendedor, hay muchos atrás tuyo gritando por su boleto, empujando, y acercando la cara a la ventanilla como si uno no estuviera, y como agregado, yo intentando hacerme entender con el boletero que necesito viajar hoy mismo, y con cara de incrédulo, me indica que es impsosible, a lo cual en semejante circunstancia ya no hay lugar para mas preguntas.
Cuales son las opciones ? Golpear todas las puertas de las oficinas de la estación hasta que alguno se apiade de un turista desorientado entre tanto caos. Que me ha sucedido en otras ocasiones, hasta incluso invitarme a pasar dentro de la boletería para poder entenderme mejor, pero eso ha sido en otra ciudad, y aqui parece que todo funciona como en las grandes ciudades, donde salvese quien pueda es la bandera que se lleva en mano.
Y así, me pasean desde una oficina a otra, hasta que llego al manager comercial, al cual espero veinte minutos a que llegue a su oficina, y al verme me indica que no hay boletos, y algo mas que no le pude entender, y como le seguía preguntando para saber algo, aunque sea donde estaba la oficina para turistas, casi termino pidiéndome que me vaya. Pero lo mas importante, fue que comprendí que se encontraba en la nueva estación a cuatro kms de distancia.
Evidentemente, no tenía mucho mas por hacer ahí. Así que fui a buscar mi valija y salí para buscar un rickshaw que me llevase hacia allá. Claro, que en el camino, se detuvo en dos agencias de turismo, intentando que consiga comprar el pasaje ahí para llevar su comisión. Hasta que en la segunda oportunidad termino entendiendo muy claramente y de la forma que hizo falta, que vaya hasta la estación.
Y al llegar, algo parecido a lo anterior. El escenario era literalmente el mismo. Incluso necesite subir y bajar el puente para cruzar hacia el otro lado. Ya no tenía idea de la hora que era, pero habían pasado algunas horas, y el tiempo se acababa.
Consigo reconocer que fue la misma estación en que había estado hacia dos meses, y ubico la oficina para turistas, solo que ya eran pasadas las 20 hs y estaba cerrada. Y en el camino, los buitres que ven a uno desorientado y te quieren cruzar a las oficinas de enfrente para venderte los boletos que te venden mas económicos en la estación, aunque en este caso, si hubiera, lo habria pagado sin ningún problema. Pero ya era sabido que no.
Me acerco a una ventanilla, pero esta vez con menos gente, pero la misma respuesta negativa y los boleteros ya cansados, sin animo de colaborar demasiado con la causa.
Nuevamente, una fila para ingresar con los equipajes por los scanners, y mi respiración era como un tubo de oxigeno en las profundidades del mar.
Recorro la estación buscando entre las oficinas algo o alguien que pueda aportar un poco de ayuda. Y decido llevar la valija al locker y tener mas movilidad y ganar tiempo.
Incluso a esa hora un sábado a la noche tampoco había mucha oficina abierta.
Y entro a la de los inspectores, y aunque en general mucha respuesta no me daban, y tampoco era su tarea atenderme a mi, hubo uno que se sentó y me supo decir que pregunte por una ciudad que esta cerca de Calcuta, a solo dos horas, y que tal vez había lugar.
Así que volví hacia las ventanillas, pero el hombre me dijo que estaba completo. Y la única respuesta, era que había un nuevo servicio a las siete de la mañana, y que si quería vuelva a las cinco de la madrugada para intentar de nuevo.
Así repase, las opciones que no eran muchas. Si no lograba viajar esa noche, y decidía volver a las cinco, tal vez debía pasar la noche en la estación, pero tampoco había certeza de que pudiera viajar.
Y así, volví a los inspectores casi buscando mas consuelo y contención, que soluciones. Y esta vez me escribió en un papel el numero de tren que me había mencionado anteriormente, y volví a la ventanilla, y la respuesta fue la misma. "puede venir a las cinco de la mañana y probamos".
Y así seguí agotando variantes, hasta incluso cruzarme a una oficina en la calle e intentar averiguar alguna nueva alternativa. A lo que el hombre muy honestamente me dijo, que la mejor opción era subir sin boleto, en segunda clase, posiblemente sin asiento, con mochila y valija, inventarle una historia al inspector e intentar continuar camino. Pero la info que tenía anteriormente, es que son bastante estrictos, y cobran multas bastantes grandes, y encima te hacen bajar del tren. Y ya me imaginaba yo, bajando vaya a saber en que lugar perdido de India, con todo mi equipaje, y sin boleto para ir a ningún sitio.
Algo desorientado, pero con la confianza intacta, regrese a la boletería, que ya siendo bastante tarde no había tanta gente, y el boletero me dijo que había un servicio que estaba demorado que debio salir a las ocho de la noche, y que saldría a las una y media de la mañana, y podía acercarme de nuevo a la una para probar suerte. Seguí dando vueltas, por la estación, pasando por la oficina de inspectores buscando nuevamente la contención que todavía no encontraba. Y a esta altura, mis pensamientos rondaban entre subir sin boleto o quedarme como un paria hasta encontrar una solución. Y testarudo como soy, volví a la boletería, y se hizo el milagro, cuando me informa que se libero un lugar en primera clase, y que vuelva a la una. Pero debió haber visto mi cara, y me pidió un minuto, y al regresar me pregunto si estaba dispuesto a comprarlo. Enseguida saque el dinero, y boleto en mano me fui a esperar las dos horas que faltaban para zarpar rumbo a Calcuta.
Y acá me encuentro, en el tren, después de 22 horas de estar viajando en una recamara con tres hombres mas, en primera clase, con comidas y bebidas incluidas viajando muy cómodo en un tren que debió salir antes que yo llegara a la estación.
Cada uno, tiene la posibilidad de verlo desde su propia óptica. Y mas allá, del movimiento que no fue fácil, y ciertos momentos de fastidio, logre conseguir el boleto que nunca dude iba lograr comprar en medio de situaciones algo complejas, llegando finalmente a Calcuta un día antes de mi partida a Bangkok.
Pudo haber sido suerte, la confianza, mi fe inquebrantable; pero por la razon que sea, lo cierto es que nada es imposible.