sábado, 20 de octubre de 2012

Kolkata y Calcuta es la misma ciudad



Hacia unos días había comprado el pasaje par volar a India desde Bangkok. Por la cercanía, la ciudad mas económica para volar era Calcuta. Corría por entonces el 13 de Septiembre.
Por alguna razón, los días previos, sentía cierta adrenalina al sentir que llegaba el momento de pisar tierra en un país que me sedujo de conocer, y al mismo tiempo la sensación de creer saber muchas cosas, pero que en realidad no conocía nada.
Calcuta me daba la bienvenida con un diluvio mientras bajamos del avión, en el cual solo éramos tres viajeros entre decenas de indios.
Decidimos compartir un taxi para viajar a la zona céntrica (sudder street). Bibiana de Brasil, esa misma noche seguía rumbo a Varanasi, y con Gaston de Buenos Aires nos quedamos algunos días mas.
Viaje en uno de los tantos taxis modelo 60 que andan por las calles, con los ojos abiertos como pocas veces recuerdo.
No es fácil encontrar las palabras para describir la sensación que experimentaba mi cuerpo.
Mis ojos pretendían mirar todo lo que sucedía alrededor, y absolutamente era un mundo nuevo. Me encontraba absorto en un nivel de consciencia extraño en donde el tiempo parecía detenido frente a mis ojos. Una sensación similar a estar viendo una pelicula. Al mismo tiempo, la euforia de estar cumpliendo el sueño de estar en la tierra que me atrajo casi magnéticamente.
Por alguna razón, mi comprensión de la realidad, no terminaba de dar crédito a lo que veían mis retinas.
Algunas otras veces a lo largo del viaje tuve la misma necesidad, de olvidar la cámara de fotos, para alcanzar una presencia absoluta con mi alrededor.
En los últimos meses, sabia por algunos viajeros, que entrar por Calcuta podía ser una de las experiencias mas fuertes al ingresar al país, y que no es lo mismo afianzarse en alguna ciudad mas pequeña y tranquila para de a poco ir asimilando el entorno. De hecho, a lo largo de los días, no fueron muchos los turistas que cruce por las calles.
Después de haber conseguido una habitación, para soltar las mochilas y tomar un baño, lo único que quería era salir a las calles a caminar, a mezclarme entre su gente, y a dar crédito a lo que había visto hacia un rato nomas.
A esta altura, el nivel de excitación estaba por las nubes. Eran tantas cosas alrededor mío, las vacas, los cuervos, las personas de la calle, los que viven del turismo que no dejan de agobiarte hasta incluso caminar diez cuadras a tu lado, la suciedad, los olores, las miradas, las sonrisas, y su espiritualidad.
Al solo caminar unas calles podía ver algunos hombres mientras se bañaban en la vereda de enfrente, otros que se me acercaban para que les saque fotos y verse en la cámara, otros que buscaban sacarse fotos conmigo, los niños saludandome, y así camine por algunas horas maravillado por su gente.
En cuestión de segundos, es muy sencillo, estar a los abrazos con ellos, entre sonrisas y gestos de una cordialidad inigualable.
Y así llegue hasta la casa donde vivió la Madre Teresa, donde uno puede entrar y visitar algunos de sus espacios. La bienvenida en el lugar la da alguna de las hermanas de la caridad que continúan con el trabajo comenzado por la Madre.




En una de las salas de la tumba, algunas personas orando en un clima de fe que se percibe completamente y genera un respeto sin igual.
La habitación donde dormía la Madre se encuentra en las mismas condiciones que cuando falleció, y si hay una palabra que la representa es "austeridad". Un cuarto pequeño, con una cama, un escritorio, y una silla es todo su mobiliario. Ni siquiera un ventilador para soportar el calor que se vive en la ciudad la mayor parte del año. Otras de las habitaciones muestra algunos objetos y fotografias que dan una perspectiva de la intensa vida que realizo la madre a lo largo de su vida, y que la hizo merecedora del premio Nobel de la paz.

Y así, fueron sucediendo las horas y los días recorriendo sus calles, entrando a casas y caminando por pasajes que me llevaban a ningún lado, pero siempre envuelto en aventuras en algún lugar de Calcuta, hasta inclusive poder presenciar uno de los rezos musulmanes mas importantes que se realizan los días Viernes a las 12hs del mediodía, cuando llegan con mantas que despliegan sobre la calle hasta ocuparla por completo.