domingo, 18 de noviembre de 2012

De Rishikesh a Kolkata... Nunca jamás te rindas !!

 
Aprovecho estas líneas como terapia para canalizar algunas horas de salvajismo y locura vividas en New Delhi.
El 20 de Noviembre tengo mi vuelo desde Kolkata a Bangkok, para lo cual, y con las ganas de no correr a ultimo momento, averiguo por el viaje en tren, y me madrugo que son 32 horas desde rishikesh, pero que por el festival Dewali esta todo agotado, y que llegar en diferentes buses puede llevarme unos cuantos días.
Tras pensar un poco las variantes que tenía, que no eran muchas, decido tomar un bus hasta New Delhi, que son unas siete horas de viaje. Salí el 17 de Noviembre alrededor de las diez de la mañana, y a eso de las seis de la tarde estaba en la estación de buses. Antes de partir de Rishikesh, en algunas agencias de viajes, se me rieron cuando mencione la posibilidad de viajar hasta Delhi e intentar conseguir un boleto de tren hasta Kolkata.
Pero perseverante que estoy, y con una fe ciega, y digo ciega, porque de no conseguir pasaje no conozco otra alternativa para llegar, y en buses parece ser muy complicado, sumando a esto que si bien tengo un margen, estoy un poco contra reloj por el vuelo a Bangkok. Y se le suma un detalle, que a mi compañía se sumo una valija bastante pesada con algunas compras de ultimo momento, que nomas al salir del hotel, se quedo sin ruedas.
Al bajar del micro en Delhi, caí en la cuenta que eran las seis de la tarde de un sábado y que el tránsito estaba imposible. y los taxistas me veían con una mochila y una valija enorme, y se les hacia agua la boca para cobrarme hasta cuatro veces mas de lo que podía salir un viaje hasta la estación de tren.
Y a partir de este momento, comenzaron una serie de episodios para poner a prueba mi paciencia, tolerancia, y todas las enseñanzas que debi haber adquirido en estos meses.
Me encontraba arrastrando una valija muy pesada sin ruedas y la mochila a mi espalda, y estaba claro que de esta manera muy lejos no podía ir. Así que, tras un poco de actuación consigo negociar un buen precio de rickshaw, pero cuando me pregunta a cual de las dos estaciones necesitaba ir, ni yo ni el teníamos idea. Así que, mi nuevo amigo termina decidiendo llevarme a la vieja estación.
Al llegar, era evidente notar porque India es el segundo país mas poblado del mundo con 1.200.000.000 de habitantes. Y en la mayoría de los casos, ni orden ni organización.
En muchas de las estaciones hay una oficina para turistas para facilitar la compra de boletos, pero nadie me sabia decir en que lugar de la estación se encontraba. Y realmente es enorme, con mas de quince plataformas, y unos 700 mts de largo.
El único objetivo era conseguir un boleto camino a Calcuta.
Con lo primero que me encuentro es con ventanillas para hacer la compra, con algo mas de cuarenta personas por ventanilla, sin hacer cola, empujandose los unos a los otros, gritando, peleando; y encima yo con una mochila en la espalda y mi valija arrastrada. No era posible por ese medio.
Así que opto por entrar a la estación y buscar la oficina para turistas. Y al intentar ingresar, un fila de cien personas para previamente pasar los equipajes por scanners. Finalmente, ingreso y voy de una punta a la otra, pero no encuentro nada. Le pregunto a algunos policías, y sin entenderles bien lo que me decían me señalan el otro lado de la estación cruzando por un puente las 16 plataformas. O sea, que tenía que subir y bajar el puente con la valija. Pero respiro y lo hago. No había tiempo para pensar demasiado, y lo que hacia falta era acción.
Ya del otro lado, sigo buscando y nada, mas que algunas ratas merodeando la basura, y muchas personas acostadas por todos lados.
Vuelvo a salir de la estación para ir a las ventanillas de venta, y buscar la forma de llegar a preguntar por un pasaje a Calcuta. Entonces se me ocurre dejar la valija en una oficina donde se alquilan lockers y moverme mas cómodamente de una lado al otro. Y claro, nuevamente, la fila para los scanners. Ya solo con la mochila en la espalda, me mezclo entre ellos a los empujones, porque sino es imposible llegar. Ademas cuando estas intentando hablar con el vendedor, hay muchos atrás tuyo gritando por su boleto, empujando, y acercando la cara a la ventanilla como si uno no estuviera, y como agregado, yo intentando hacerme entender con el boletero que necesito viajar hoy mismo, y con cara de incrédulo, me indica que es impsosible, a lo cual en semejante circunstancia ya no hay lugar para mas preguntas.
Cuales son las opciones ? Golpear todas las puertas de las oficinas de la estación hasta que alguno se apiade de un turista desorientado entre tanto caos. Que me ha sucedido en otras ocasiones, hasta incluso invitarme a pasar dentro de la boletería para poder entenderme mejor, pero eso ha sido en otra ciudad, y aqui parece que todo funciona como en las grandes ciudades, donde salvese quien pueda es la bandera que se lleva en mano.
Y así, me pasean desde una oficina a otra, hasta que llego al manager comercial, al cual espero veinte minutos a que llegue a su oficina, y al verme me indica que no hay boletos, y algo mas que no le pude entender, y como le seguía preguntando para saber algo, aunque sea donde estaba la oficina para turistas, casi termino pidiéndome que me vaya. Pero lo mas importante, fue que comprendí que se encontraba en la nueva estación a cuatro kms de distancia.
Evidentemente, no tenía mucho mas por hacer ahí. Así que fui a buscar mi valija y salí para buscar un rickshaw que me llevase hacia allá. Claro, que en el camino, se detuvo en dos agencias de turismo, intentando que consiga comprar el pasaje ahí para llevar su comisión. Hasta que en la segunda oportunidad termino entendiendo muy claramente y de la forma que hizo falta, que vaya hasta la estación.
Y al llegar, algo parecido a lo anterior. El escenario era literalmente el mismo. Incluso necesite subir y bajar el puente para cruzar hacia el otro lado. Ya no tenía idea de la hora que era, pero habían pasado algunas horas, y el tiempo se acababa.
Consigo reconocer que fue la misma estación en que había estado hacia dos meses, y ubico la oficina para turistas, solo que ya eran pasadas las 20 hs y estaba cerrada. Y en el camino, los buitres que ven a uno desorientado y te quieren cruzar a las oficinas de enfrente para venderte los boletos que te venden mas económicos en la estación, aunque en este caso, si hubiera, lo habria pagado sin ningún problema. Pero ya era sabido que no.
Me acerco a una ventanilla, pero esta vez con menos gente, pero la misma respuesta negativa y los boleteros ya cansados, sin animo de colaborar demasiado con la causa.
Nuevamente, una fila para ingresar con los equipajes por los scanners, y mi respiración era como un tubo de oxigeno en las profundidades del mar.
Recorro la estación buscando entre las oficinas algo o alguien que pueda aportar un poco de ayuda. Y decido llevar la valija al locker y tener mas movilidad y ganar tiempo.
Incluso a esa hora un sábado a la noche tampoco había mucha oficina abierta.
Y entro a la de los inspectores, y aunque en general mucha respuesta no me daban, y tampoco era su tarea atenderme a mi, hubo uno que se sentó y me supo decir que pregunte por una ciudad que esta cerca de Calcuta, a solo dos horas, y que tal vez había lugar.
Así que volví hacia las ventanillas, pero el hombre me dijo que estaba completo. Y la única respuesta, era que había un nuevo servicio a las siete de la mañana, y que si quería vuelva a las cinco de la madrugada para intentar de nuevo.
Así repase, las opciones que no eran muchas. Si no lograba viajar esa noche, y decidía volver a las cinco, tal vez debía pasar la noche en la estación, pero tampoco había certeza de que pudiera viajar.
Y así, volví a los inspectores casi buscando mas consuelo y contención, que soluciones. Y esta vez me escribió en un papel el numero de tren que me había mencionado anteriormente, y volví a la ventanilla, y la respuesta fue la misma. "puede venir a las cinco de la mañana y probamos".
Y así seguí agotando variantes, hasta incluso cruzarme a una oficina en la calle e intentar averiguar alguna nueva alternativa. A lo que el hombre muy honestamente me dijo, que la mejor opción era subir sin boleto, en segunda clase, posiblemente sin asiento, con mochila y valija, inventarle una historia al inspector e intentar continuar camino. Pero la info que tenía anteriormente, es que son bastante estrictos, y cobran multas bastantes grandes, y encima te hacen bajar del tren. Y ya me imaginaba yo, bajando vaya a saber en que lugar perdido de India, con todo mi equipaje, y sin boleto para ir a ningún sitio.
Algo desorientado, pero con la confianza intacta, regrese a la boletería, que ya siendo bastante tarde no había tanta gente, y el boletero me dijo que había un servicio que estaba demorado que debio salir a las ocho de la noche, y que saldría a las una y media de la mañana, y podía acercarme de nuevo a la una para probar suerte. Seguí dando vueltas, por la estación, pasando por la oficina de inspectores buscando nuevamente la contención que todavía no encontraba. Y a esta altura, mis pensamientos rondaban entre subir sin boleto o quedarme como un paria hasta encontrar una solución. Y testarudo como soy, volví a la boletería, y se hizo el milagro, cuando me informa que se libero un lugar en primera clase, y que vuelva a la una. Pero debió haber visto mi cara, y me pidió un minuto, y al regresar me pregunto si estaba dispuesto a comprarlo. Enseguida saque el dinero, y boleto en mano me fui a esperar las dos horas que faltaban para zarpar rumbo a Calcuta.
Y acá me encuentro, en el tren, después de 22 horas de estar viajando en una recamara con tres hombres mas, en primera clase, con comidas y bebidas incluidas viajando muy cómodo en un tren que debió salir antes que yo llegara a la estación.
Cada uno, tiene la posibilidad de verlo desde su propia óptica. Y mas allá, del movimiento que no fue fácil, y ciertos momentos de fastidio, logre conseguir el boleto que nunca dude iba lograr comprar en medio de situaciones algo complejas, llegando finalmente a Calcuta un día antes de mi partida a Bangkok.
Pudo haber sido suerte, la confianza, mi fe inquebrantable; pero por la razon que sea, lo cierto es que nada es imposible.