Es momento de actualizar el blog, y escribir lo que fueron los últimos días en Railay.
Al llegar en lancha, desde una playa de Krabi, uno a lo lejos puede comenzar a ver un paisaje distinto, porque en el medio del mar se encuentran grandes piedras de roca caliza. A lo lejos, en el horizonte, un conjunto de islas y el mar color turquesa. Eran las 12 del mediodía, con un cielo colmado de azul, y el sol dando muestra de su poder. En estas condiciones, todos los viajes en la lancha son para disfrutar. Es inevitable quedar en silencio, para solo escuchar el sonido del agua y el viento. El movimiento al navegar hace que uno se entregue a contemplar la inmensidad en la que nos envuelve la naturaleza.
La lancha empieza a acercarse a una playa, y esta es la primer parada, Tonsai.
Una playa bastante chica, colmada de cocoteros, y envuelta en montañas que la rodean. Me gusto al instante, casi como sabiendo que terminaría pasando mis próximas tres noches durmiendo allí. Pero en ese momento, mi destino era Railay west.
El detalle es que Railay, es una isla, que esta conformada por el lado Este con un manglar como costa, y caminando a la izquierda unos cinco minutos se llega a la playa de Pranang, donde se encuentran unas enormes cavernas, y una laguna escondida de nombre Princesa.
Desde el Este (manglares) hay un sendero para atravesar el medio de la isla hasta llegar al Oeste donde llegan la mayoría de las lanchas con mágicos atardeceres. Y a su derecha, hasta llegar al final de la playa se puede llegar hasta Tonsai, cruzando por medio de una montaña unos 30 minutos en medio de algunas trepadas, y la compañía de monos.
Al bajar de la lancha, con las mochilas y el agua hasta las rodillas, y fiel a mi gusto de encontrar el sitio, salgo a recorrer y buscar donde dormir. Así es que camino desde una playa a la otra, y sin encontrar algo que me convenza, decido irme hasta Tonsai, pero a todo esto, ya llevaba un buen rato caminando con bastante peso en la espalda, y me quedaba cruzar por la montaña sin saber como era el camino. Al momento, llegaban desde el mar en kayack tres americanos. Me pongo a hablar con uno de ellos para saber como era el camino, y se ofrece a cruzarme en el kayack, lo cual me preocupaba un poco, porque tenía conmigo todos los documentos, la plata, el equipo de fotografía, y la compu. Al carajo con la preocupación, a los dos minutos estábamos remando, intentando dar lo mejor de mi para no volcar el kayack.
Fue cuestión de minutos llegar a la costa, me dio algunas recomendaciones para alojarme, y en cinco minutos estaba conociendo mi nuevo hogar por los próximos tres días.
Sobre la playa un parador con hamacas, mas un estilo de colchoneta-sillón que se usa mucho aquí. Un lugar espectacular. Y detrás unas cuantas chozas de bamboo, en el medio de la selva. Eran muy simples, pero lo necesario para estar en medio del paraíso. Solo que por primera vez no tenía ni siquiera ventilador, y aquí el clima es muy húmedo y caluroso.
La noche fue muy bien. Y se podía dormir hasta no muy tarde que te despierta el calor y la luz.
Al día siguiente, salí a cruzar la montaña, para conocer las demás playas, y así llegue hasta Pranang, y a la laguna de la princesa. Para llegar no es tan facil, porque hay que hacer un trekking hasta llegar a una zona de mucho barro, y piedras de altura que hay que bajar con sogas.
Descansando un rato en la playa me encuentro con Diego, un español de San Sebastián, pero que vive en Granada, y su amigo Victor. Con ellos había estado unos días en Chalokk, Koh Tao. Nos fuimos a caminar por unas cavernas enormes hasta llegar a un mirador espectacular donde se puede ver gran parte de la isla desde lo alto.
Al terminar la tarde nos fuimos hasta el hotel donde estaban ellos junto con Ana y Miguel, dos españoles también de Granada, y Alberto (mas conocido como suratthani) que vive en Suiza. Por la noche nos fuimos a cenar con diego y victor, y a eso de las doce de la noche me tenía que volver hasta Tonsai, así que suratthani me presto su linterna y así me fui cruzando por la noche la montaña. Toda una experiencia caminarla solo sin saber lo que puede aparecer en cualquier momento.
Después del tercer día, decidí mudarme hacia el lado Este de la isla, a un bungalow que estaba al lado del hotel de mis colegas. Así es como pasamos unos días en grupo. Muchas risas, diversión y paisajes espectaculares nos acompañaron, hasta el momento que bautizamos como "el beso de Judas". Estábamos en Pranang, frente a la playa unas rocas de piedra caliza que hacían del paisaje una maravilla, el cielo azul, sol, tirados en la playa, hasta que decidimos entrar al agua con el snorkel. No podíamos creer estar en semejante lugar. Lo repetíamos a cada momento. Mientras nadábamos lo vemos a suratthani saltar de manera rara dentro del agua. Nos llamo la atención y nos acercamos para ver que le pasaba. Una medusa lo había picado. Si... No solo lo pico, sino que en la boca. De aquí, el beso de judas, apareciendo en el medio del paraíso. Alguna preparación con hojas de una planta que estaba ahí cerca que preparo un thai, para que le baje el ardor que duro 12 horas. Pero, finalmente, todo siguió siendo risas de solo recordar la escena.
Otro de los días, nos alquilamos una lancha entre todos para salir a recorrer algunas islas que están cerca y hacer snorkel. Pero ahora se había sumado también Alex con su mujer y su hijo de 20 meses, oriundos de Saint Petersburgo, Rusia. Salimos al mediodía, con algunas provisiones entre comida y cervezas, y visitamos Poda Island y Tab Island.
Pasamos toda la tarde, cargamos el cochecito de Constantine (el hijo de Alex) por cada playa, hicimos snorkel, sacamos fotos, y nos maravillamos de estar en semejante lugar.
Compartimos comidas, bares, playas y risas. Pero cada uno planificando su rumbo y salir de Railay que nos acogió de un modo cálido y especial. A las 9 de la mañana, me espera un nuevo barco, para cruzar hasta las Koh Phi Phi y continuar el viaje solo. El ultimo día estuvo bastante nublado, y hoy amaneció lloviendo. Las mareas están altas. Hoy será noche de luna llena, y normalmente en esta época del año unos días antes y después puede aparecer algo de mal tiempo.