Esta entrada será algo diferente a las anteriores por algunas razones. Una de ellas es que a lo largo de los días fui escribiendo un diario con cada experiencia que iba sintiendo, y me parece interesante transcribir algunos pasajes. Y la otra razón, es que fue para mi un encuentro muy especial en muchos sentidos, algo muy profundo.
Este es el principio de un diario que acompaña la experiencia de caminar por los Himalayas a lo largo de unos días.
Dentro de Nepal, existen dos ciudades mas conocidas y visitadas que otras. Una es la capital del país, conocida como Katmandu. La otra es Pokhara, un pueblo pequeño a orillas de un lago y a los pies de una cadena montañosa que pertenece a un escenario maravilloso.
Desde ahí existen distintas opciones para elegir trekkings de diferentes tiempos y dificultades.
Elegí uno de los mas exquisitos para conocer, pudiendo andar entre ocho y diez noches. Su nombre es Annapurna ABC (Base Camp).
Al llegar a Pokhara me reencontré con Anton, con quien estuve viajando hace tres meses por Laos y Vietnam. Juntos tramitamos los permisos y nos equipamos con algunas ropas que nos hacia falta para llegar hasta los 4130 mts de altitud.
Al día siguiente, nos despertamos temprano, y nos fuimos hasta la agencia de viajes para contratar un auto hacia donde comienza el trekking, y encontrarnos con Lisette (USA), Anna y Alex (Francia) para iniciar juntos el camino.
Viajamos en auto hasta el pueblo de Kande, a unos 45 kms de Pokhara.
La mochila bastante pesada, porque habíamos comprado algo de comida, entre chocolates, galletitas, rum, etc.
Al rato de comenzar, una seguidilla de escaleras de piedra bastantes pronunciadas, y enseguida, necesitamos parar a descansar, y comer algo.
Llegamos al primer campamento de nombre "Australian Camp" y nos detuvimos a tomar un te y decidimos seguir hasta "Pothana".
Pero resulto estar muy cerca y resolvimos seguir hasta "Pitam Deurali". En total no caminamos mucho. Habrán sido unas dos horas y media; pero empezamos al mediodía, con la mochila muy pesada, y también hacia falta aclimatarse de a poco físicamente.
... estamos a 2100 mts de altura. El campamento es como una gran terraza sobre una de las montañas, con una gran familia, que atienden dos alojamientos, restaurantes; y quienes van llegando consiguen una habitación y se dedican a tomar fotos, compartir, comer, descansar, etc...
... una vez deje la mochila, necesite cambiarme la ropa y abrigarme mucho.
Cuando el sol se pone temprano por detrás de las montañas la temperatura cambia y baja mucho.
Camine un rato, conociendo el lugar y la gente. Al rato me senté mirando el horizonte, la cadena de montañas, los picos nevados y una luz mágica previa al anochecer.
Agarre la cámara de fotos, y subí hasta la cima para ver mas alto. En ese momento, la luna llena salía por encima de una montaña. Era de tamaño muy grande, estaba baja y parecía muy cerca.
Me quede maravillado de tener el privilegio, de estar presente en esta noche, en lo alto del mundo, viviendo esta experiencia.
Al rato me tome un te para entrar un poco mas en calor, y volví a la cima, ya de noche, disfrutando del silencio y de la creatividad del momento. De sentirme parte de la naturaleza, y poder observar la armonía de las plantas, los arboles, la gente del lugar; siendo testigo de los cambios astrales. Y sentir la sincronía, esa vibración tan perfecta, que se siente entre lo natural.
Mis pensamientos llenos de una energía limpia, de amor, de humildad, de confianza; me permiten sentirme en plenitud y paz.
Cuanto puedo escribir de como vibro en la montaña ! La fluidez de mi energía, la potencialidad pura, en donde hay voluntad para todo.
Puedo sentir los latidos de la tierra. Estoy aprendiendo, afianzando ideas y sueños.
Siento la magia que hay alrededor, y termino estas palabras acostado en mi cuarto. Antón y Lissete duermen. Afuera es todo silencio.
Agradezco la vida, este momento...
... Esta mañana sentía un poco de frío, durmiendo justo pegado a una ventana, y ademas no había cerrado por completo la bolsa de dormir. A eso se sumaba que necesitaba ir al baño, y como no se encontraba dentro de la habitación, tuve que juntar coraje para afrontar el frío de la mañana.
Pero al salir vi un horizonte maravilloso, totalmente lleno de colores pastel, anunciando en próximos minutos la salida del sol.
A este mismo escenario, se sumaba que no había absolutamente nadie fuera de sus casas.
Enseguida entre a la habitación, me vestí como correspondía para tan baja temperatura. Me senté en una colina a contemplar la armonía que envuelve el amanecer, y si me detengo a mirar, a sentir en quietud; se puede vibrar de un modo sutil pero evidente...
... en este tiempo viví lecciones muy claras de la quietud. Porque en todo la hay, pero muchas veces debajo de un ruido que no me permite escuchar ese silencio que es mi brújula. En ese lugar, el corazón late a un ritmo en el que se hace escuchar por encima de la mente.
Soy consciente del instante presente y me reconozco con muy pocas pertenencias materiales, y muy lleno de espíritu y alma.
Que tan simple es la vida cuando disfruto mucho lo mucho que tengo, que es poco, pero solo lo que necesito...
... Disfrute de pasar un buen rato meditando, sentado hacia la montaña que tapaba el sol, el cual como cada día la trepa para subir hasta lo mas alto del cielo.
Comencé a escuchar movimiento en las casas. Los lugares para desayunar, los nepalises comenzando con sus tareas, y algunos viajeros ya preparados para seguir camino.
Se fueron despertando los chicos de a poco, entre ellos Anton, que cargaba entre congestión, fiebre y emociones aflorando.
Terminamos saliendo mas tarde de lo pactado, y los retrasos comenzaban.
Teníamos un plan que era llegar a "Jhinu".
Mi idea era caminar sin parar demasiado, y así llegar pasado el mediodía al campamento y tener la tarde por delante para disfrutar del clima caluroso, el cielo despejado, y tiempo para hacer algunas cosas.
Pero inevitablemente, cada parada eran entre veinte y treinta minutos por diferentes razones, hasta que Anton no pudo seguir y regrese para encontrarlos y saber que pasaba.
Ahí estuvimos una hora, mas la comida, y continuar con Anton sintiéndose mal.
Pasamos por "Tolka", "Landruk"; y la tarde y el sol anunciaban su retiro no muy lejano.
Así, tuvimos que cambiar los planes y dormir en "New Bridge"...
... una recorrida para buscar algún lugar donde mirar los picos nevados que se dejaban ver por encima del mismo cañadón donde estaba nuestro campamento. Algunas charlas mientras esperábamos la comida.
Me había pedido como de costumbre un Dal Bhat, un plato grande entre arroz, papas, espinaca, y lentejas; muy típico de Nepal que se come con la mano.
Un te con chocolate, y a la bolsa de dormir para descansar.
Y realmente sentía el cuerpo cansado y la mochila pesada...
... empece a sentir las voces de los chicos y entendía que era hora para levantarse, pero sentía que afuera hacia mucho frío, y adentro de mi bolsa de dormir estaba muy a gusto.
Sentí al mover las piernas que los gemelos me dolían y me pasaban la factura del día anterior.
Me desayune para arrancar bien fuerte, una rica sopa de vegetales y ajo.
Tarde un poco mas en hacer la mochila y salimos un poco mas tarde.
Eran las ocho y media cuando arrancamos a caminar, y a la hora larga después de comenzar una subida ininterrumpida llegue a una de las paradas. Me detuve para llamar por teléfono al campamento donde dormiríamos para reservar los lugares. Y así, aproveche para tomar un te con unas galletitas, y esperar a los chicos para decidir entre todos.
Estábamos a cinco horas de nuestra posible parada. Reservamos en "Bamboo" y al rato continuamos camino...
... a esta altura el grupo estaba sacando chispas, porque llevábamos diferentes ritmos, y las paradas se hacías muy largas.
A mi me sucede, que me enfrió el cuerpo y los músculos, y me cuesta mucho mas continuar. Se me hace largo y me empiezo a fastidiar. Y así, lo espere a Anton en una de las paradas, y continuamos juntos. Entre todos intentamos encontrarnos en cada una de las paradas.
En un momento, andaba junto a Lissete, y la encontré llorando porque sentía la frustración de no saber si continuar por un tobillo que tenía con dolor. La acompañe e incité a que siga caminando...
... por momentos, me sentía muy agotado, y la mochila me seguía pesando mucho, pero en ningún momento pensé en detenerme, porque ademas descubriría que en los momentos de mayor agotamiento podía continuar bajando el ritmo casi a un nivel muy sutil, pero aunque lento, paso a paso avanzaba.
También encontré en la música un estimulante. Viajaba con ella en medio de paisajes deslumbrantes, rodeado de montañas, de naturaleza viva, y a una distancia importante de la ciudad mas cercana.
A esta altura, ya habíamos atravesado varias montañas y estábamos inmersos en los Himalayas...
... en una de las ultimas paradas, se dio una pelea entre Anna y Anton que corto el aire, y a partir de ese momento cada uno subió a su ritmo y en silencio.
A mi resulta muy interesante prestar atención en las mentes y las emociones a lo largo de una montaña. Es posible reconocer algunas características de los comportamientos que tenemos frente a situaciones algo extremas, y ademas el lugar en el que se encuentra la mente en ese momento.
Poder aprender a comparar la subida de una montaña con la vida misma. Las emociones que van surgiendo, como van cambiando, y la polaridad de las mismas...
... alrededor de las cinco y media llegue a "Sinuwa" lo que seria nuestra hogar por esta noche. Rentamos una habitación para los cinco, y cada uno comió a su tiempo, y se dedico a estar en armonía, menos los franceses que peleaban en la habitación.
Me fui a un rato a unas escaleras de cultivo, alejado de las pocas personas que había,a tocar el tambor y escribir.
Después me fui para el comedor, y comí como cada noche mi rico Dal Bhat, un te y chocolate.
Había tomado la desicion que al día siguiente me despertaría temprano y respetaría mi programa y mi ritmo...
... durante la noche fue imposible no sentir en dolor en los gemelos. En cada movimiento me dolían. Y ademas estaba congestionado y no tuve el mejor descanso.
A las seis y media de la mañana me levante, arengue a la manada, y como el ambiente la noche anterior no era el mejor, todos comenzaron a prepararse temprano. Tomamos el desayuno, y como cada mañana una sabrosa sopa de noodles con vegetales.
A las ocho de la mañana, ya estábamos preparados para comenzar la caminata, y había un plan que mas o menos coincidía para todos, aunque estaba claro que cada uno seguiría a su ritmo.
Teníamos alrededor de cinco o seis horas caminando hasta llegar al campamento "Himalaya".
Comencé muy concentrado, y con el objetivo claro de cumplir con el plan de parar poco, y llegar temprano para descansar la tarde.
Así llegue al primer parador con mucha energía. Había caminado dos horas y recién eran las diez de la mañana. Estaba el sol radiante.
Aproveche para tomar un te, y al rato llegaron Lissete, Anna y Alex.
Confirmamos un encuentro en el próximo parador y continué camino con Anton...